MigratorioVisaInversión extranjera como vehículo migratorio en Colombia

En los últimos años Colombia ha experimentado una transformación significativa en términos de inversión extranjera y movilidad migratoria. Si bien el país sigue intentando posicionarse como un destino atractivo para inversionistas extranjeros, los desafíos económicos y regulatorios actuales han generado incertidumbre. La inversión extranjera directa, aunque sigue siendo un pilar fundamental para el crecimiento económico, ha mostrado fluctuaciones debido a factores como la volatilidad del mercado global, reformas tributarias y el impacto de la inflación, en la confianza empresarial.

Desde la perspectiva migratoria, el flujo de extranjeros que buscan establecerse en Colombia ya sea por razones laborales, de emprendimiento o inversión, sigue en aumento. Sin embargo, los engorrosos procedimientos administrativos y las exigencias normativas, en algunos casos arbitrarias, pueden representar obstáculos para atraer y retener talento e inversión en el país.

A diferencia de otras economías emergentes que han logrado consolidar programas de inversión con reglas claras y beneficios tangibles, Colombia aún enfrenta el reto de posicionarse como un destino competitivo frente a mercados como Chile, México y Brasil. Para ello, es fundamental ofrecer incentivos fiscales y fortalecer la seguridad jurídica para quienes deciden apostar por el país.

Dentro de las opciones migratorias que tenemos en Colombia tenemos la visa migrante empresario la cual es una alternativa para el extranjero que realice una inversión igual o superior a 100 salarios mínimos mensuales legales vigentes, es decir, unos $142.350.000 para este 2025. Además, tendrá una vigencia de hasta tres años permitiendo múltiples entradas al país. Es importante mencionar que en este tipo de visa la inversión no tiene que ser directa como sí sucede en otras categorías de visas de inversionista y que, además, otorga un permiso de trabajo cerrado, es decir, que tendrá permiso de trabajo exclusivamente en la sociedad de la cual es socio o accionista.

Frente a los permisos de trabajo cerrados que otorgan estas visas, cabe mencionar que estos han representado grandes inconvenientes para muchos emprendedores extranjeros quienes han decidido constituir más de una sociedad en el país o invertir en otras constituidas previamente, ya que al no conferirles un permiso de trabajo abierto, es decir, aquel que autoriza el ejercicio de cualquier actividad lícita en Colombia como sucede con las visas Migrante por ser cónyuge o compañero (a) permanente de nacional colombiano (a); Migrante por ser nacional de alguno de los Estados parte del Acuerdo sobre Residencia para nacionales de los Estados partes del Mercosur o la visa de Residente; se podría llegar a pensar desde el ámbito migratorio, que los extranjeros solo están autorizados para ser socios, trabajar o representar a una única sociedad ya que por ejemplo la visa Migrante Empresario, no permite múltiples ocupaciones y que en caso de querer hacerlo, debería realizar un traspaso de visa por medio del cual se adicione otro empleador, siempre que la labor autorizada guarde relación con las actividades de la visa vigente.

En definitiva, el vínculo entre inversión extranjera y oportunidades migratorias en Colombia es innegable. Sin embargo, para consolidar una estrategia efectiva, es necesario un enfoque integral que combine estabilidad económica, incentivos claros y procesos migratorios más ágiles. Solo así se podrá aprovechar el potencial que tiene el país para atraer inversionistas y profesionales extranjeros que contribuyan a su desarrollo.